Siempre he mantenido que el ferrocarril une pueblos y gentes, o al menos, antes lo hacía. Hoy en día, algo está cambiando, el tren une ciudades y grandes poblaciones. Ya no parece lo que tiene que ser, un servicio público, y solo se mide en términos de rentabilidad.
Y si no, que se lo digan a los habitantes que vivían, y que viven, en las zonas por las que, hasta el año 1985, pasaban los trenes del Santander-Mediterráneo, obra magna ferroviaria que ya se vio avocada al fracaso ante la imposibilidad de conectar la capital cántabra con el Mare Nostrum.
El Santander-Mediterráneo, cuando menos en su recorrido burgalés (es la zona que más conozco), comunicaba pueblos de difícil acceso a través de valles y desfiladeros, como el de la Horadada entre Oña y Trespaderne, y de gran riqueza turística y cultural como Oña, la zona de Tierra de Lara con la Ermita Visigótica de Quintanilla de las Viñas o Salas de los Infantes.
El paso del tiempo ha dado la razón a todos aquellos que protestaron ante el cierre de la línea. Y es que, el impacto económico y social fue muy duro, tanto que, muchos de los pueblos que contaban con estación o apeadero están al borde de la desaparición.
Personalmente, siempre he pensado que hay alternativas al cierre de una línea. En este caso, se podía haber potenciado el uso turístico, dado que, como he dicho anteriormente, el patrimonio cultural y paisajístico de la zona es digno de visitar. Pero, al parecer, este tipo de trenes no debe interesar lo suficiente a quienes explotan el ferrocarril, aunque los hay como el 'Tren Medieval de Sigüenza'.
La esperanza de poder disfrutar del ferrocarril de siempre y de llegar a esos lugares recónditos hay que buscarla en iniciativas privadas o de Asociaciones de Amigos del Ferrocarril como el 'Tren del Camino de Santiago' de Avenfer o la iniciativa 'Un Tren de Cine' llevada a cabo por la Asociación para la Recuperación del Patrimonio Ferroviario (Arpafer), sin olvidarnos de Feve y sus Trenes Turísticos.
Es de esperar que dichas iniciativas salgan adelante y que otros muchos tomen buena nota de ellas, para que otras líneas amenazadas como el Directo Madrid-Burgos no sean cerradas.
Enlace: Las comarcas del S-M pierden casi la mitad de su población desde el cierre de la línea
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